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Con permiso

Con permiso

Por Lina Meruane

Los pasos de la emancipación han recorrido rutas zigzagueantes, de avances y retrocesos, rutas a veces desesperantemente circulares; son los caminos que, como se revela en los muros de esta muestra, fueron reporteados, reseñados y acompañados por la publicidad inserta en la revista Paula. Las páginas de couché aquí seleccionadas, los recortes cronológicamente organizados de izquierda a derecha, provienen de esa revista ya clásica, escrita mayoritariamente por y para las mujeres chilenas de una cierta clase.

En ese medio conocidamente liberal (aunque no completamente liberado de los estereotipos de género) hundió su ojo y su afilada tijera la curadora de esta magnífica muestra. La sagaz Mónica Humeres siguió la huella de dos elementos esenciales para una circulación femenina que va del espacio privado al público: el calzado y el vehículo motorizado. Ambos –así se vislumbra en las últimas cinco décadas– serían objeto de sucesivos cambios de diseño y de discurso. Los sensuales zapatos de tacón que les acortaban el tranco a las señoras fueron siendo reemplazados por las audaces zapatillas que hoy les permiten dar saltos y zancadas.

Y los autos, que primero aseguraron la independencia de los maridos se fueron multiplicando para que ellas se hicieran de manubrios y palancas de cambio para conducirse solas por el mundo.

Ambos –así se vislumbra en las últimas cinco décadas– serían objeto de sucesivos cambios de diseño y de discurso. Los sensuales zapatos de tacón que les acortaban el tranco a las señoras fueron siendo reemplazados por las audaces zapatillas que hoy les permiten dar saltos y zancadas. Y los autos, que primero aseguraron la independencia de los maridos se fueron multiplicando para que ellas se hicieran de manubrios y palancas de cambio para conducirse solas por el mundo.

Importa reconocer en las vitrinas que, en la gesta de andar y manejar, en ese avanzar de las mujeres, ha habido tropiezos organizados por un discurso publicitario aliado con el patriarcal. El auto de ella para el servicio familiar, por ejemplo. O, por poner otro, la masculinización de la fémina que sale a trabajar. La feminización del auto como mercancía sexual o como armadura para proteger una supuesta vulnerabilidad. Vistas retrospectivamente, todas aquellas configuraciones de imagen y letra han constituido advertencias nada sutiles. Pero a esa retórica se oponen otros textos provocadores, poderosas citas teóricas, literarias, y reportajes sin duda feministas que, presentando la experiencia de la calle y del trabajo femenino, ponen en entredicho que las mujeres todavía requieran de permiso para circular.

Escucha el recorrido

CON PERMISO…