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Una dimensión universal

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Las estremecedoras imágenes del bombardeo de La Moneda, la belleza casi poética y el dramatismo de sus últimas palabras a través de Radio Magallanes, su muerte en defensa de un siglo y medio de desarrollo democrático de Chile y la ominosa dictadura que se instaló en el país, otorgaron una dimensión universal al nombre de Salvador Allende.

Hoy está inscrito en avenidas, plazas, calles, colegios, hospitales, auditorios, puertos, centros culturales, asociaciones o cátedras universitarias, equipos de fútbol o comunidades indígenas. En decenas de países es sinónimo de valores como democracia, justicia social, pluralismo, derechos humanos, libertad, socialismo.

Salvador Allende nació en Santiago de Chile, el 26 de julio de 1908. Recibió su nombre de su padre, Salvador Allende Castro, abogado y notario, funcionario en distintas ciudades del país.

Cuando Allende era muy chico y vivía en Tacna con su familia, entonces en el norte de Chile, y empezaba a balbucear sus primeras palabras, convertía el diminutivo de su nombre salvadorcito en chiquito. Así surgiría con el tiempo el apelativo familiar: el Chicho Allende, un apodo que sus compañeros, sus familiares y tantos amigos, también el pueblo dentista utilizó para referirse a quien fue el compañero presidente y quien hoy, 50 años después, está en nuestra memoria y en nuestro corazón.

A 50 años de aquel 11 de septiembre de 1973 de aquel martes negro, ha derrotado el paso del tiempo y a la muerte.

 

Mario Amorós es periodista e historiador español y autor de “Allende: biografía política y semblanza humana”.